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Virtudes y defectos

viernes, 8 de enero de 2010 Dejar un Comentario

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Te propongo hacer un ejercicio, toma una hoja de papel y un bolígrafo y haz una lista de todos tus defectos, de todo aquello que tú sabes que te impide conseguir tus sueños más anhelados. Sobra decir que debes ser lo más sincero posible, nada de tretas ni autoengaños. Repasa una y otra vez la lista para ver si no se te ha escapado nada, por insignificante que sea.
Muy bien, ahora toma otra hoja de papel y haz exactamente lo mismo pero con tus virtudes…
No sé si sea tu caso, pero la mayor parte de las personas solemos enfocar gran parte de nuestra atención y nuestra energía en observar nuestros defectos, carencias y limitaciones. Tanto, que nos es más fácil enumerar éstos, que señalar objetivamente nuestras virtudes. A mucha gente se le educa para sentir que no vale nada y que reconocer una virtud propia es un acto de soberbia y vanidad, y así en ese equivocado afán de humildad, vamos por la vida exhibiendo nuestras miserias y carencias como si fueran un premio, y ocultando nuestras virtudes como si fueran una maldición.

Si esto solamente quedara en simples definiciones no pasaría gran cosa, pero el problema es que esta alienación la llevamos hasta el límite de edificar nuestra vida en base a nuestras carencias. Y es así que cuando sentimos que nadie nos quiere, vamos por ahí demandando amor, caricias, atención y la forma en que nos relacionamos con el mundo es a partir de esas carencias.
El viejo Aristóteles nos decía que los defectos son como huecos, como cosas vacías, inexistentes. Y sostenía que es un trabajo verdaderamente inútil luchar en contra de nuestros defectos, pues esto equivale a declararle la guerra a un enemigo que no existe. Lo que él propone es trabajar a favor de nuestras virtudes, pues ello es lo que sí existe en nosotros. Los defectos es lo que nos falta, las virtudes es lo que sí tenemos.
Haz la prueba y verás que es cierto, después de un tiempo tu alma se acostumbrará a ver lo que otros no ven, ya que casi todos estamos acostumbrados a ver y señalar los defectos de los demás y en base a ello los juzgamos. Y por estar siempre atendiendo lo que los otros no son, dejamos pasar la oportunidad de ver lo que si son.
Todos tenemos defectos, es cierto, pero si aprendemos a mirar tanto en nosotros como en los demás la virtud, nos daremos cuenta que en cada persona hay un poquito de magia. Todos, por pequeños que seamos, llevamos una luz con la que podemos iluminar y embellecer el mundo.




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1 comentarios »

  • Anónimo dijo:  

    Gracias por tan bonitas palabras. Y el video está genial

  • Escribir comentario!

    Gracias por tu comentario