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Esa bestia que todos llevamos dentro

viernes, 8 de enero de 2010 Dejar un Comentario

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Hay en cada uno de nosotros un aspecto que nos emparenta con el reino mineral, que es la materia con la que está formado nuestro cuerpo. También hay otro aspecto que nos relaciona íntimamente con el mundo vegetal, es decir, el esquema biológico que le otorga vida a esa materia. De la misma forma, otra parte nuestra es común con el reino animal, nuestras emociones, instintos y los pensamientos más elementales. Y por supuesto ese otro elemento que nos distingue del resto de los reinos de la naturaleza, cuando menos hasta donde los conocimientos de la ciencia han llegado. Este elemento es nuestra mente.
Más allá de todo esto hay un “algo” misterioso que se escapa a nuestro entendimiento, y todo cuanto podamos decir de eso ha de quedar hoy por hoy en el terreno de la especulación. Solamente puedo señalar que desde la más remota antigüedad los hombres más preclaros y las culturas más prominentes han afirmado que es ahí donde está el origen de todas las cosas.

Pero regresando al tema que nos ocupa, es posible afirmar que, desde cierto punto de vista hay dentro de cada uno de nosotros una bestia, un animalito, que está ahí nos guste o no. Para poder entender mejor a esa bestia que está integrada en nosotros basta con que observemos la conducta de cualquier animal, alguna mascota como puede ser nuestro perrito. Este simple ejercicio nos ayudará a conocer al animalito que vive dentro nuestro.
Así podremos identificar cómo nuestra conducta como seres humanos está muy influenciada por una fuerte carga emocional e instintiva. Simplemente observemos que casi toda la publicidad recurre a nuestros instintos para seducirnos y hacer que adquiramos un bien o servicio, estimulando nuestros instintos sexuales, nuestro apetito de poder o nuestra necesidad de sentirnos seguros o confortables, etc.
Igualmente, cómo entender a Napoleón Bonaparte sin su amada Josefina. Definitivamente la historia del gran corso no hubiera sido igual sin la presencia de esta arrebatadora mujer que tanto lo inspiró. O bien, la guerra de la legendaria Troya si Paris no hubiera raptado a Elena. O la segunda guerra mundial sin el odio irracional que Hitler tanto profesó al pueblo judío.
Pero sin ir más lejos, nosotros, cada uno de nosotros cuántas veces hemos dicho que sí queriendo decir que no, o lo contrario. Cuántas veces hemos actuado llevados por la ira, o por el miedo, o la envidia, o los celos, o la excitación sexual. Con esto nos podremos dar cuenta de la gran influencia que tiene nuestra bestia interior sobre nuestra vida, a veces pensamos que “pensamos”, pero nos sorprenderíamos de saber que muchas veces nuestra mente no está al servicio de la razón como muchos creen, sino del tiránico mandato de nuestras emociones descontroladas y nuestros instintos.
Entonces ¿hay que matar a la bestia?...
Yo digo que no, por eso te aconsejaba observar la conducta de los animalitos. Te darás cuenta que una mascota mal educada es un verdadero tirano que siempre hace lo que le viene en gana y no escatima en recursos para obtener lo que quiere. En tanto que otra bien educada es dócil y hasta encantadora, sin por ello perder su dignidad. Yo pienso que nuestra bestia interna debe ser educada y cuidada con esmero y disciplina como un buen jinete lo hace con su corcel, para que esta forma quien gobierne sea el jinete y no el caballo.
Yo se que se dice fácil, pero bien vale la pena imprimir un genuino esfuerzo en ello, que al final del camino conseguirás una psique limpia y sana en donde fácilmente anidará la felicidad.


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